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Mensajes del agua

Mensajes del agua

Hoy quiero compartir contigo reflexiones sobre el agua. 

 

¿Conoces la investigación que realizó el científico japonés Masaru Emoto titulada “Los mensajes ocultos del agua”?

 

En ella,  fotografió a través del microscopio durante más de diez años cristales de hielo y descubrió que la formación de estos cristales variaba según factores diversos. Por ejemplo, era diferente si la procedencia era natural o del grifo, ya que la natural (ríos, manantiales, etc.) forma cristales completos y la del grifo, debido a la presencia de sustancias como el cloro, no llega a formarlos y la estructura natural del agua se ve afectada.

 

Como parte de su investigación, decidió estudiar la relación entre el agua y la música. La que estuvo expuesta a música clásica generó cristales bien diseñados y con detalles diferentes según la pieza. La música más agresiva, como la de heavy- metal, generó cristales fragmentados. 

 

En cuanto a las palabras, pudo comprobar cómo la vibración de las palabras amables, por ejemplo “gracias”, genera cristales bien formados en contraposición de las palabras destructivas, que difícilmente generaban algún cristal.

 

Los seres humanos nos componemos en un 70% de agua en la vida adulta, pero esto no es siempre así, ya que como fetos el porcentaje es de un 99% y al nacer un 90%. ¿Imaginas entonces la gran influencia que tiene sobre las personas lo que nos llega por vibración? 

 

Mi reflexión me lleva a una mujer embarazada: dos cuerpos unidos con un alto porcentaje de agua en ellos. ¿Cuánto pueden aportar la música y los sonidos para el bienestar de ambos? En el caso de la madre, puede aportarle seguridad escuchar una pieza de forma reiterada que se asocie a un momento de relajación y conexión, expresar sus sentimientos y emociones a través de instrumentos o piezas musicales que le ayuden a canalizar o visualizar información del subconsciente a través de la música.

El bebé puede recibir toda esa vibración positiva de su madre principalmente a través de música y también de palabras. El saber que está siendo esperado fortalece el vínculo, que se puede mantener, crecer y aumentar una vez que ha nacido. Existe un procedimiento en musicoterapia prenatal llamado “canción de bienvenida” que precisamente consiste en esto: crear o seleccionar una o varias piezas musicales que se escuchan a lo largo del embarazo en momentos de relajación para transmitir mensajes como “te quiero” o “te estamos esperando”. Esta pieza o piezas musicales pueden convertirse además en una herramienta potente una vez que el bebé ha nacido, e incluso en el momento del parto, ya que se asocian a un lugar y momento seguros. 

 

Así fue mi experiencia durante mis dos embarazos:

 

Mi pareja y yo seleccionamos y creamos música especialmente para ellas.

Dichas piezas las esuchaba a lo largo de los nueve meses en momentos de tranquilidad y conexión.

En cada uno de los partos, debido a que todo iba bien, pude reproducir la música elegida, de manera que al nacer se vieran acogidas por sonidos reconocidos y asociados a bienestar.

Además de lo mágico de esas experiencias vividas, durante los primeros meses usábamos esa selección para tranquilizar en momentos de llanto que no podíamos resolver con los cuidados básicos, sumando muchos “brazos” y amor. 

 

La verdad es que en nuestro caso era instantáneo. Como digo siempre, no lo puedo cerciorar porque no he investigado en profundidad para aportar datos objetivos, pero mi experiencia me dice que la música nos conectó cuando estaban dentro de mí y nos siguió uniendo cuando estaban en mis brazos. 

 

Si me preguntan, diré que lo volvería a vivir de la misma forma.

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