¿Sabías que del 1 al 7 de mayo celebramos la Semana Mundial de Salud Mental Perinatal?
¿Y que desde 2016 el primer miércoles de mayo es el Día Mundial de la Salud Mental Materna?
Afortunadamente, cada vez se pone más atención a la salud mental de las mujeres embarazadas, ya que las estimaciones de prevalencia sugieren que, casi una quinta parte de las mujeres experimentan depresión durante el embarazo, y una proporción similar lo hace en los tres primeros meses después del parto.
A pesar de ser un proceso natural, se producen muchos cambios a todos los niveles (físico, mental, emocional, espiritual, social) que, dependiendo de factores diversos pueden resultar más o menos complicados de asimilar e integrar.
Durante el embarazo es habitual escuchar comentarios que relacionan el estado emocional con las hormonas, achacando a estas los cambios de humor o el hecho de encontrarnos más sensibles emocionalmente.
“¡Hay que ver cómo estás con las hormonas!”
“Cómo se nota que estás revolucionada con las hormonas”.
“Las hormonas te están afectando, ¿eh?”
Parecen las responsables perfectas a las que achacar cualquier malentendido o diferencias en los puntos de vista durante el embarazo.
Pero, ¿conoces cuáles son las hormonas que se ponen en funcionamiento durante el embarazo para cumplir con las funciones de nutrición, protección y transporte del bebé?
Gonadotropina coriónica: Gracias a ella se revela el embarazo en los test de orina y también es la responsable de las náuseas durante el primer trimestre.
Estrógenos: Es causante de diversas molestias como enrojecimiento y pigmentación de la piel, dolor en los pechos, retención de líquidos y aumento de peso. También es la responsable del desarrollo de las mamas, favoreciendo la lactancia.
Progesterona: Esta hormona tiene funciones variadas, pero destaca su papel de “protectora”. También es la responsable de síntomas como aumento de la temperatura corporal, estreñimiento, varices, hemorroides, problemas de visión, ardores, cefaleas, pérdidas de orina y aumento de infecciones urinarias. Gracias a ella se produce un aumento de la libido debido a una mejora en la lubricación, sensibilidad e intensidad de los orgasmos.
Lactógeno placentario: Esta hormona aparece en las primeras semanas y se asegura de que las proteínas y la glucosa que ingiere la madre lleguen al feto. Así, regula los niveles en sangre de glucosa y aumenta la resistencia a la insulina para asegurar que llegue la glucosa al bebé. Es causante de la diabetes gestacional.
Relaxina: Es la hormona encargada de relajar músculos y articulaciones, favoreciendo la elasticidad de la musculatura y la movilidad de los huesos de la pelvis (para el nacimiento del bebé). También adapta la columna al nuevo centro de gravedad del cuerpo durante el embarazo. Es la causante de diversos dolores musculares como lumbalgia o dolor del pubis al final del embarazo y de las caídas y torceduras durante el embarazo.
Oxitocina: Es segregada durante todo el embarazo y se mantiene hasta que comienza el parto, momento en el cual va aumentando progresivamente para dotar de mayor efectividad a las contracciones que permiten la dilatación del cuello uterino.
Adrenalina: Esta hormona no es exclusiva de la gestación. Sirve para mantenernos alerta y luchar por la supervivencia. Las consecuencias de su producción en el organismo debido al miedo o la ansiedad durante el embarazo pueden ser perjudiciales, ya que altos niveles pueden disminuir el flujo sanguíneo al útero, alterar los niveles de glucosa en sangre, los de estrógenos y progesterona y disminuir los niveles de oxitocina.
Endorfinas: Producen sensación de bienestar cuando nos encontramos tranquilas, relajadas, felices…
Las hormonas cumplen muchas funciones necesarias durante el embarazo.
¿Escuchas en tu entorno algún comentario sobre ellas?
Respetemos. No estigmaticemos. Comprendamos. Apoyemos. Rompamos patrones.